Eurovisión... de negocio

Tres cosas acerca del festival de Eurovisión:

Uno. Ya tardaban. No quiero ni imaginar la cantidad de millones que algún ente abstracto se habrá embolsado con los SMS y las llamadas para esta 'nueva' modalidad de votación que 'intenta dinamizar el Festival' (y de paso el bolsillo de 'algo').

Dos. Ha quedado demostrado el apalanque al que están sometidos los vivillos de turno. Y hubiera seguido así durante años y años de no haber sido por la 'dinamización' del punto uno. En cuanto la votación ha dejado de depender de ellos, la cosa da un falso vuelco que, en este caso, da la sensación de haber favorecido a la familia monster, aunque el verdadero favorecido ya sabemos todos quien es y será siempre. Y aún hay quién es capaz de sorprenderse (veánse tertulias y noticias varias de hoy en su tasca favorita)... nscht.

Tres. ¿Qué coño hacía un grupo de esta guisa en un cutrerío como Eurovisión? :-)